Por: Rodolfo Mora Mora
La llegada de enfermedades extrañas a nuestras tierras es un fenómeno que nos viene ocurriendo desde la época de la Conquista. Fueron los conquistadores quienes trajeron la viruela, el sarampión y la poliomielitis, entre otras. No existían en nuestras tierras enfermedades tan graves y contagiosas como estas. Tal vez fue el arma más efectiva, que sin proponérselo, utilizaron los españoles para ganar la guerra con relativa facilidad y rapidez a pueblos tan guerreros y numerosos como los aztecas.
En esta época, no creo que tengamos que vivir un contagio de las proporciones tan devastadoras y trágicas de esos tiempos, pero seguiremos viendo el surgimiento de enfermedades graves y con riesgo de que se propaguen por todo el mundo en cuestión de días. En mis recuerdos está la gripe asiática, epidemia que nació en Pekín en el año 1957 y en un lapso inferior a un año se extendió por todo el mundo. En el año 2002, un brote de un virus de la familia del Coronavirus, apareció en China y causo alarma en todo el mundo; lo conocimos como síndrome respiratorio agudo severo. Casi todas estas epidemias tienen su origen en Asia.
El Coronavirus que hoy nos ocupa y que empezamos a conocer como una nueva neumonía, apareció en Wuhan, una ciudad china con una población aproximada de 11 millones de habitantes; su aeropuerto tiene un movimiento de más de 20 millones de personas por año y su economía ocupa uno de los primeros puestos dentro de la gigantesca economía china. Según diferentes medios de comunicación, tanto Wuhan como sus ciudades vecinas están aisladas del mundo, lo que implica que 56 millones de personas están confinadas dentro de sus respectivas ciudades.
Se está construyendo un hospital para 1.500 camas que debe estar listo en un máximo de 15 días. Muy resumidos los datos anteriores, pero realmente sorprendentes por la magnitud en cuanto a las medidas tomadas, el número de personas afectadas y los costos económicos con que se hace frente a la posible expansión de la enfermedad. Imaginemos que por dos o tres enfermos que aparezcan en Cúcuta, se prohíba a sus habitantes salir de la ciudad, ya sea por tierra o por aire, y así podemos tener una mejor idea de lo que le está ocurriendo a 56 millones de habitantes en el país asiático. La duda que me asalta es que el Coronavirus que hizo su aparición en Wuhan es más letal de lo que estamos pensando y que debemos poner más atención a la opinión de la Organización Mundial de la Salud -OMS: “Nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante”. Además de Asia, ya se registran casos de esta enfermedad en Australia, Francia, Estados Unidos y México.
No debemos mirar esta amenaza como algo que no nos puede tocar; debemos tomar medidas de prevención a nivel familiar y estar atentos a las recomendaciones que, seguramente, hagan las autoridades sanitarias. La simple costumbre de lavarse las manos es una medida muy efectiva para librarse de las gripas y enfermedades respiratorias. Las manos son la parte de cuerpo que más fácilmente puede entrar en contacto con un virus respiratorio por mantenerse siempre descubiertas y por entrar en contacto permanente con personas animales y objetos. No por sencilla y poco costosa esta prevención deja de ser la primera que se recomienda para evitar contagios con virus que afectan nuestro aparato respiratorio.
FUENTE: https://www.gacetaregional.com/sitegr/coronavirus-es-mejor-prevenir-que-curar/





